El 22 de febrero de 1944, los suecos saborearon la amarga sensación de estar en guerra. Estocolmo y la pequeña ciudad de Strängnäs fueron bombardeadas por aviones desconocidos.
La Suecia neutral, que no había participado abiertamente en ningún conflicto desde hacía casi 150 años, quedó conmocionada. Cuando la metralla de las bombas fue identificada como soviética, surgió una pregunta: ¿era un error o había comenzado una invasión de la URSS?
Cuando en mitad de una oscura noche invernal a las 20:00, cuatro bombarderos extranjeros no identificados aparecieron en el cielo sueco, la defensa AA local resultó ser absolutamente inútil. Al carecer de equipos de radar para el monitoreo nocturno, simplemente no los vieron llegar.
Sólo un puesto de artillería antiaérea, en la parte central de Estocolmo, vio la formación, pero mientras trataba de aclarar la situación y abrir fuego, los aviones ya se habían esfumado.
Por primera vez en la historia de la ciudad, comenzaron a caer bombas en diferentes partes de la capital sueca. Una de 100 kg, que destruyó un nuevo teatro al aire libre, dejó un enorme cráter de 3 metros de profundidad y 5 metros de ancho. No sólo Estocolmo sufrió el ataque; la pequeña ciudad de Strängnäs, a varios kilómetros al oeste, también fue bombardeada.
Después de que los últimos explosivos cayeran casi a la una de la madrugada, los misteriosos bombarderos volaron hacia el mar Báltico. Afortunadamente, no hubo víctimas mortales. Sólo dos soldados suecos resultaron heridos.
Un examen de los proyectiles, que lucían letras cirílicas, reveló que la incursión contra Estocolmo había sido llevada a cabo por aviones soviéticos. Pronto quedo claro que ninguna invasión soviética era inminente. Pero una pregunta sigue en pie hasta el día de hoy: ¿Cuál fue el propósito de este ataque?
En febrero de 1944, la fuerza aérea soviética llevaba a cabo bombardeos masivos contra Finlandia. Se desataron ataques especialmente feroces en Helsinki, Turku y Kotka, pero los bombarderos también llegaron a Mariehamn, en las Islas Aland, a un paso de Suecia.
Los suecos sacaron en conclusión que el ataque contra Estocolmo era un error y que los bombarderos soviéticos simplemente habían perdido el rumbo en esa oscura noche de invierno. Incidentes similares se habían producido antes. En 1940, aviones soviéticos bombardearon accidentalmente Pajala, en el norte de Suecia, durante la Guerra de Invierno. Además, la URSS no fue la única en cometer tales errores. La Real Fuerza Aérea Británica atacó por error Malmö y Lund en 1940 y 1943, respectivamente.
La demanda sueca de aclaración del incidente fue respondida por los soviéticos con una completa negación de cualquier ataque aéreo llevado a cabo en territorio sueco, incluso por error. “El ataque aéreo a Estocolmo parece haber sido llevado a cabo, como provocación, por la Fuerza Aérea alemana o finlandesa”, agregaron los diplomáticos soviéticos.
Oficialmente, Suecia reconoció el accidente como un error de navegación de la Fuerza Aérea soviética. Sin embargo, los líderes del país nórdico quedaron indignados porque, a diferencia de los británicos, que se disculparon, la URSS no reconoció responsabilidad alguna.
No todo el mundo se tragó la versión oficial. Se sugirió que la incursión soviética era una advertencia a Suecia, para que no prestara asistencia ni enviara voluntarios a Finlandia, como había hecho durante la Guerra de Invierno.
Por otro lado, el oficial de contrainteligencia sueco, Tore Forsberg, estaba seguro de que los soviéticos atacaron Estocolmo para obligar a Suecia a liberar al espía de la URSS, Vasili Sidorenko. Sidorenko fue arrestado en 1942 por espionaje, en parte relacionado con el despliegue de una división de tanques en Strängnäs, curiosamente uno de los lugares bombardeado por los soviéticos dos años después (Borís Grigórjev, Tore Forsberg, Spioner Emellan, Estocolmo, 2006).
Numerosas veces los soviéticos pidieron a Suecia que liberara a Sidorenko, pero los suecos, que lo habían condenado a 12 años de prisión, se negaban. “Estáis dejando que Sidorenko muera de hambre y maltrato. Liberad a Sidorenko, eso es lo que exigimos, en primer lugar”, dijo agresivamente el ministro de Asuntos Exteriores soviético Viacheslav Mólotov al enviado sueco Wilhelm Assarsson. (Wilhelm Assarsson. I Skuggan av Stalin. Estocolmo, 1963)
A los suecos también se les dejó caer que el jefe de la policía secreta y de seguridad soviética, Lavrenti Beria, veía el caso de la liberación de Sidorenko como un asunto personal.
Si el ataque aéreo soviético tenía tales objetivos, los logró. Suecia no prestó asistencia a Finlandia. Además, Vasili Sidorenko fue liberado cuatro días después del bombardeo de Estocolmo.
¿Sabías que, en los años 80, los pedos de un pez estuvieron a punto de desatar una guerra fría entre Rusia y Suecia? Pincha aquí y lee sobre esta historia verdaderamente surrealista.
La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: